Viviendas: espacios personales que reflejan la identidad del usuario y se prestan para compartir momentos cotidianos.
Locales comerciales: tiendas, cafeterías o estudios donde el diseño impulsa la marca y atrae a través de redes.
Departamentos de alquiler o Airbnbs: la imagen vende, y un interior bien diseñado puede marcar la diferencia entre reservas vacías y agenda llena.